De Apple a Samsung: los casos más sonados de obsolescencia programada
Introducción
La obsolescencia programada se ha convertido en uno de los temas más controvertidos del mundo de la tecnología. Se trata de una práctica que consiste en la fabricación de productos con una vida útil limitada, con el objetivo de incentivar a los consumidores a reemplazarlos por modelos más nuevos y, por ende, aumentar las ventas. Si bien algunas compañías han sido acusadas de esta práctica, en este artículo nos enfocaremos en dos gigantes del sector: Apple y Samsung. Examinaremos los casos más sonados de obsolescencia programada en ambos fabricantes y analizaremos las implicancias de esta práctica en la sociedad.
Apple - El caso del iPhone
Apple es conocido por ser uno de los mayores fabricantes de dispositivos electrónicos del mundo. Uno de sus productos más populares es el iPhone, cuya primera versión fue lanzada en 2007. Desde entonces, Apple ha ido lanzando nuevas versiones cada año, con características mejoradas y nuevas funcionalidades. Sin embargo, en los últimos años ha sido acusada de practicar la obsolescencia programada.
En diciembre de 2017, Apple reconoció haber disminuido la velocidad de sus modelos de iPhone más antiguos, con el objetivo de proteger la batería y evitar apagones inesperados. Sin embargo, esta práctica fue considerada por muchos como una técnica de obsolescencia programada, ya que forzaba a los usuarios a comprar nuevos modelos si querían seguir teniendo un rendimiento óptimo en sus dispositivos.
El impacto social de la obsolescencia programada en Apple
El caso del iPhone ha generado mucha polémica en la sociedad. Por un lado, algunos argumentan que se trata de una práctica injusta ya que los usuarios están siendo engañados al creer que sus dispositivos necesitan ser reemplazados. Por otro lado, hay quienes argumentan que la obsolescencia programada es necesaria para generar empleos y mantener la economía en funcionamiento.
Sin embargo, lo cierto es que la obsolescencia programada tiene un impacto social negativo. En primer lugar, genera un impacto en el medio ambiente, ya que la producción y el desecho de dispositivos electrónicos tienen un impacto negativo en el planeta. Además, esta práctica contribuye a la injusticia social, ya que no todos los consumidores cuentan con el presupuesto para adquirir dispositivos nuevos cada año.
Samsung - El caso de las lavadoras
Samsung es otro de los mayores fabricantes de electrónica del mundo. En 2016, la compañía fue acusada de practicar la obsolescencia programada en sus lavadoras. Según la acusación, Samsung había diseñado sus lavadoras de manera que se averiaran después de unos pocos años de uso.
La demanda fue presentada por un grupo de consumidores que argumentaron que los problemas en las lavadoras eran el resultado de una falla en el diseño. Según la demanda, los componentes defectuosos en las lavadoras de Samsung fuerzan a los consumidores a realizar reparaciones costosas o a reemplazar el producto por uno nuevo.
El impacto social de la obsolescencia programada en Samsung
El caso de Samsung ha generado preocupación en la sociedad porque la práctica de la obsolescencia programada también afecta a los consumidores que no pueden permitirse comprar productos nuevos. Esto es especialmente cierto para aquellos consumidores que dependen de las lavadoras para el cuidado de su ropa y su higiene personal.
Además, la práctica de la obsolescencia programada tiene un impacto negativo en la imagen de marca de Samsung. Los consumidores buscan cada vez más transparencia y responsabilidad por parte de las empresas, lo que puede llevar a que se cuestionen el desempeño de la marca a largo plazo.
Conclusiones
En conclusión, la obsolescencia programada es una práctica polémica en el mundo tecnológico. Tanto Apple como Samsung han sido acusados de recurrir a esta técnica en sus productos. Si bien algunos argumentan que la obsolescencia programada es inevitable en un mercado capitalista, lo cierto es que tiene un impacto negativo en la sociedad y en el medio ambiente. Es necesario que las empresas asuman responsabilidad y transparencia en su producción y diseño de productos, para evitar seguir afectando a los consumidores y el planeta.